26 ene 2010

mail pal master

Copio y pego este mail que le mande a mi amigo Dante Busquets quien recientemente se mudo a Berlín.

Estimado master, ¿qué pedo?, pues te escribo desde mi nueva compu, una amiga recibió de navidad una compu nueva, no le gusta porque la pantalla es muy pequeña así que va seguir usando su antigua compu y mientras yo puedo juntar varo y comprarme la mía. Dios le brinde buen sexo a esta criatura bondadosa que tiene a bien ayudarme.

Tengo un churrito en la mano y me preparo a platicarte del Japón. Fue increíble master, nunca había sentido tanta paz, los colores del otoño son lo máximo, hace frío para disfrutar ese espectáculo pero no hay pedo me lo aguanto. El viaje comenzó en la montaña en un pueblo llamado Takayama, fue el más frío de todo el viaje (por supuesto nada comparable con Berlín ahora), sin saberlo encontré un hostal que era un anexo de un templo budista, atrás tenía un cementerio y más atrás la montaña. Ahí hay un templo que se llama 'el templo del mundo' y según el pasquin que nos dieron a la entrada decía que en ese templo se reúnen todas las religiones del mundo y bueno les creo el edificio era de forma budista enorme, ENORME, afuera tenía columnas islámicas y a un costado la cascada de Quetzalcóatl, si carnal como lo lees, un pedazo de Teotihuacán hecho de no sé qué material pero ahí mero en un pueblo tipo Valle de Bravo en la montaña japonesa; yo solo les dije que ese wey era mi dios y me invitaron un sake.

El viaje siguió fuimos a Kioto y ahí a una hora esta Nara, no te pases de verga cabrón el lado este de la ciudad es un jardín gigantesco (sin rejas) que está poblado por una comunidad de ciervos, estos batos están libres y algunos pueden llegar a aparecer del otro lado de la ciudad y no hay pedo saben cruzar la calle. Son ciervos capitalistas están gordos los vergas esos, la banda compra unas galletitas y se las dan de comer, son unos gordos cagones. Pero en este singular sitio está el templo Todai Ji es un edificio impresionante Dante, es de madera, sin clavos, tiene más de 400 años y esta como nuevo, dentro guarda un Buda de 14 mts bañado en bronce, su base son pétalos de loto de bronce con historias sobre el budismo en dibujos, el lugar me hizo sentirme humano más allá de mexicano o cualquier otra cosa que sea yo.

Llegamos a Tokio y se acabaron las vacaciones, comenzó el trabajo por el que básicamente fuimos hasta allá, nos entrevistamos con Kaori, ella es modelo de Araki, de hecho su último libro se llama 'Kaori', ella quedo contenta con el proyecto y acepto ser el sueño del documental. Fue complicado trabajar con una actriz, experiencia nueva que fue por demás aleccionadora, Kaori es una mujer frágil y sufre mucho, MUCHISIMO, con el frío lo cual complico todo. Rentamos un departamento lejos de las zonas turísticas, yo desperté muy temprano y salí a recorrer sus calles, fue interesante observar como comienza el día en las calles del Tokio poco común, el del día a día.

Fue muy estresante este viaje, tuve que aplicarme y adaptarme a las situaciones y estoy contento porque pude hacerlo, no filmamos el 100% que se quería pero no quedo de mí, el dinero principalmente hizo imposible hacer esas escenas. Tuve una buena relación con todos los integrantes del crew, como siempre pasa en una producción hubo enojos, rabietas, gritos, etc. pero al final en el aeropuerto a punto de abordar el avión de regreso a casa, nos reíamos como niños en sus cajitas de arena de todas las pendejadas que sucedieron en los 21 días que estuvimos en Japón.

Regrese y como pude sobreviví al Jet Lag, paso la navidad y me fui a Morelia a visitar a mi Zensei mi carnal la Hormiga, compramos una bolsa de mota, comimos como cerdos de todo aquel antojito que el mercado nos proporcionaba y pude hacer viajes a Janitzio y Patzcuaro con mi camarita de película.

Ahora empezamos la edición y si todo sale bien pues a lo mejor si voy a Berlín, cuando sepa más de este punto de platicaré porque creo que me podrías dar algunos consejitos, ya que estas por allá.

16 ene 2010

Japón 2009

Japón es un país mucho más grande de lo que geográficamente se ve; país densamente poblado, tecnológicamente sorprendente y en su ser como ente nacional, trabajador, dedicado y puntual.


Hay muchas leyendas, mitos y creencias en torno a Japón, respuestas fantásticas son dichas sobre lo que debe de ser el acto de crear los mangas y animes que tanto nos gustan, nos preguntarnos sobre la locura que hay dentro de la cabeza de ellos para expresarse en esas formas. El japonés solamente recrea sus ciudades, sus personajes torciendo la realidad de las historias.


Siempre hay gente en la calle, el sonido del choque de los zapatos contra el cemento esta por todo el aire que se respira, es igual por donde el hombre habite en esta pequeña isla, las venas de este mounstro se llena de letreros, luces, tiendas, comercios, grandes edificios. Quizá ver todo escrito en kanjis hace de Japón una experiencia fascinante, el enigma que encierra cada dibujo, crea una experiencia enigmática, Zen, hasta cierto punto, sin un compañero de viaje los días se vuelven silenciosos inclusive con alguien más los temas se agotan y comienza el silencio, comienza la contemplación.


Comprar es algo cotidiano en Japón, sustenta el porqué de trabajar tan frenéticamente y lo justifica, la sociedad japonés económicamente es muy pareja, algunos más y otros menos pero todos cuentan con una posición que les permite el poder hacer compras de cualquier clase de objeto de uso cotidiano que este a la venta. El orden hace que todo sea transportado de una manera casi perfecta, así que no importa que tan lejos este el sitio para gastar, llegar rápido y sin retrasos, está garantizado.


La mayoría de las personas construyen alrededor suyo un personaje de ellos mismos, este es pensado en todas sus variables como la ropa, los accesorios, el calzado, el peinado, etc. todo perfectamente en coordinación, todo pensado para ello hable, en esa primera impresión por ellos, es una carta de presentación. El caso del cabello es de llamar la atención, en los barrios las estéticas abren temprano y los jóvenes hacen fila esperando su turno para darse un cambio o un retoque antes de empezar las actividades del día.


El Japón que habita dentro de toda esta maquinaria de trabajo y consumo, es tranquilo y contemplativo, un buen ejemplo de ellos es la llegada del otoño, las hojas de los árboles comienzan su transformación, agotan sus energías, cambian de color y mueren, los japoneses admiran este proceso, se juntan en las montañas y parques para ver la transformación de las hojas, esperando hasta que caen de los árboles.


Caminan juntos contemplando los colores y formas de las nubes conforme va llegando la llegada de la noche, en silencio recibiendo la brisa en la cara, escuchando cantar al mar y las gaviotas, viendo la luz irse para dar paso a la penumbra y sus secretos, es entre la penumbra donde buscan refugio, paz y armonía, sus cuerpos se transforman, se mutan en los espectros de la noche.


En mi penumbra que es la Ciudad de México, escribo estas líneas recordando con mucha felicidad.

Nueva York

Recuerdo bien la sensación de rechazo al salir de la embajada de Estados Unidos con las manos vacías, no entendía por qué me habían rechazado para el trámite de la visa, comencé así a guardar un rencor, repetía siempre que podía, que antes de ir a Estados Unidos prefería ir a muchos otros lugares (más interesantes).


Recordaba esos tiempos asomado por la ventana del avión con destino al aeropuerto de Newark; sobrevolando New Jersey escuchaba a Kimberly (nuestra sobrecargo) decía toda la información del vuelo más publicidad que le obligaban a decir, ella con perfecta entonación y simpatía nos la compartía, le agradecimos con un aplauso unánime por su entrega, dedicación y alegría ante su noble tarea.


Nueva Jersey desde el aire es verde con muchas albercas y campos de beisbol, era como la entrada de cualquier película, de pronto a lo lejos cuando el avión giró a la derecha dejo ver la gran manzana, aquello que representa a este país ante los ojos del mundo estaba ahí frente a mí en vivo y a todo color.


Había tramitado mi visa, comprado dólares, estaba a unos kilómetros de pisar la casa del Tío Sam, aquel rencor que hubo antes, hoy es una anécdota, circunstancias diferentes finalmente me trajeron a esta ciudad nombrada por muchos, la capital del mundo.


A mí me toco vivir en ‘Inwood’ que está en el norte de Manhattan. Inwood es un barrio con mayoría dominicana, cuando sales del metro comienzas a reconocer el español hablado por casi todos los que estaban en la calle pese a estar en Estados Unidos aquí se habla español. Esteban y Eduardo son amigos argentinos metidos entre toda esta bachata, Esteban es maestro de filosofía y Eduardo es músico de jazz, me recibieron con mate y unos potopipe pipazos.


Pasaron los días y ratifique aquello de que las calles de esta ciudad, mucha gente inclusive yo ya las había visto antes en la televisión o el cine, la calle es un gran set de filmación, recorrer Manhattan a lo largo y ancho es una especie de impulso incontrolable para sentir las historias y anécdotas del Soho, Little Italy, Hell’s Kitchen, Chinatown, Queens, Bronx, Brooklyn, etc.


Viendo lo solido de los cimientos de los edificios, sus materiales y acabados, vienen preguntas sobre la cosas que suceden en esta ciudad, wallstreet por ejemplo es el nido de las ratas de este mundo, ahí se concentran todos aquellos cuya avaricia mantiene al mundo en la miseria y desigualdad; afuera de la casa de bolsa está un camión con una bocina que recuerda seguir la lucha de Mather Luther King, porque aún no se logra cumplir con ese sueño que algún día él tuvo, ese ideal es en sí, simplemente es la convivencia pacífica de todos los actores sociales en la tolerancia.


Hay mucha gente en Estados Unidos y fuera de él, que tienen comprada la idea de que solamente la figura de Mather Luther King es sinónimo de que su sueño hoy es una realidad, un error entendible pero error al fin y al cabo.


Con Barack Obama ha habido grandes cambios, sin embargo en Philadelphia existe una alberca “pública” en donde hay restricciones hacía los negros que quieren ingresar a la alberca, la restricción es una y sencilla, es la de no entrar. Es decir que los hijos del presidente de los Estados Unidos no pueden ingresar a dicha alberca. Me entere de lo anterior cuando escuchaba con Esteban un noticiario por internet - increíble – nos decíamos mirándonos nuestras caras de incredulidad.


En mi esfuerzo por recorrer la ciudad me dirigí al verdadero barrio chino, no el de Manhattan, sino el de Queens en donde se hablan una cantidad de dialectos chinos que suman más de 50, incluso los letreros están en ideogramas, se tienen la sensación de estar en otro continente, en otro tiempo. Regreso a casa aquel día y comento con Esteban mi asombro ante la sorpresa de ver tantas naciones juntas, gente de China, Colombia, Dominicana, etc. Esteban me aconseja caminar por el Brooklyn, me dice que es la zona urbana donde más diversidad de etnias convive en el mundo, un Mc donalds común y corriente en un día como cualquier otro, en su fila para ordenar tiene formados chinos, rusos, hindús, africanos, atiende una chica colombiana, mexicanos, en la licuadora se puede hacer un buen batidillo.


El Bronx es espectacular, las estanterías con instrumentos musicales multicolores y las ropas de los africanos destacan sobre todo la demás gente que transita por sus calles, se pude sentir la vibra pesada del barrio, yo tenía los ojos fijos en mi camino mostrando seguridad, sabía así que todo estaría bien. Todos van y vienen, tal vez pensando en cómo pagar la renta, como todos no los preguntamos en casi todas partes del mundo.


Nueva York es un sitio único por su multiculturalidad, en un sentido es muy nutritivo convivir con tantas y tan variadas nacionalidades, sin lugar a dudas en esta ciudad suceden muchas más cosas de las que solo tenemos como referencia de la tele y el cine.


Rescato haber escuchado en Youtube a Cornell West, filosofo afroamericano que resiste desde ayer, hoy y siempre al invasor (como Astérix y Obélix). Escucharlo hablar sobre lo que implica una posición de izquierda en un país como Estados Unidos me hace replantearme muchas cosas sobre mi postura personal en mi país.


La gran manzana es un lugar para disfrutarse, esa diversidad fantástica igual a la de Nueva York no creo que en algún otro sitio pueda haber tanta y tan diferentes culturas, eso la hace especial, esa característica es mayor y más fuerte que los referentes económicos, militares, glamuroso y vánales que tenemos gracias al medio del espectáculo, por sobre estas cosas están aquellas que hacen que valga la pena está experiencia de vida.