22 ene 2009

De vuelta

Cuando uno sale fuera del país experimenta cambios importantes, algunos buenos otros malos, los buenos van acompañados de sonidos y expresiones nuevas, chistosas e hilarantes cuando se compartes con los demás, las malas las guardamos dentro, mostrando respeto por el país recién visitado.


A la vuelta de casa me encontré de frente una camioneta con un letrero en lona con letras color azul y fondo amarillo que decía - Productos Oaxaqueños - la curiosidad me hizo llevar a recorrer por arribita los costales de plástico llenos de semillas y “golosinas oaxaqueñas” comenzaba a tener serios cuestionamientos si en verdad no me estaban engañando estos marchantes a mí y a los demás al afirmar tan contundentemente que todo lo que hay en esta camioneta a disposición del público es de origen oaxaqueño, bolitas rellenas de pulparindo a razón de $6 los 100grs me hicieron olvidar por completo mi postura de embajador de la profeco.



Al comer la primera bolita rellena de pulparindo a razón de $6 los 100grs, recordé con beneplácito y hasta con bienaventuranza las bolitas de galleta rellenas de chocolate acompañado de un café frío de lata a razón de 270 yenes y pensé que en realidad no importaba mucho cual de las dos ofertas era más rica, las bolitas rellenas de pulparindo a razón de $6 los 100grs, estaban de su putísima madre.



Termino la bolsa de mis golosinas oaxaqueñas y siento el empance porque a los 32 años aguantar 100grs de bolitas rellenas de pulparindo a $6 la bolsa, esta de pensarse, ¿qué pasa entonces con lo bueno y con lo malo? al final de todo estoy satisfecho, eso vale más que cualquier cosa rellena de algo a buen precio aquí o en el otro lado del mundo.