14 mar 2011

Japón

He visitado 3 veces Japón y van 5 años que ha tomado darle forma a un documental que me ha enseñado más de lo que yo pude esperar. Aprendí sobre el oficio de hacer y producir un proyecto documental, pero sin darme cuenta por todos los poros del cuerpo, mente y alma me entraba un conocimiento que se fue anidando en lo más profundo, se quedo ahí quieto esperando a las mejores condiciones para manifestarse.

Fue antes del día del terremoto y del tsunami. Mauricio y yo entrevistamos a Natsu Nakajima ella es bailarina de Ankoku Butoh, fue algo mucho más allá de entrevistar a un personaje distinguido de Japón, su candidez y la firmeza de su voz cuando le ponía palabras a lo más difícil de describir, los sentimientos, nos cautivo al darnos cuenta de que podíamos comprender esas palabras.

Podíamos entender lo que ella nos decía, en realidad tuvimos un viaje hacía los recuerdos de haber entrado en estado de éxtasis al poder contemplar igual que los japoneses la belleza del espectáculo que es el mundo cuando se le siente en el vació del ser. Natsu se dio cuenta de lo que sucedía dentro de nosotros cuando ella hablaba, al final pregunto a cada quién nuestro lugar favorito de Tokio, yo le respondí que me gustaba el parque Inokashira, me vino a la mente ver de espaldas a una pareja observando la rama de un árbol, frente a ellos una hoja que se resistía a morir, este pequeño drama de la vida era belleza pura para ellos, yo en ese momento también aprendí sobre la sencillez de la belleza contenida en la vida y en la muerte.

Al ver las imágenes del tsunami recordaba mis viajes a Japón, mis recuerdos del otoño la lluvia, el aire, el color de las hojas en el piso y las noticias en la televisión sobre fenómenos naturales nuevos para nosotros, de todas las palabras que escuchábamos solo reconocíamos 'Taifun'(tifon).

No comprendíamos su obsesión con el mantenimiento de la infraestructura, hay distintos equipos de revisión en puentes, calles, edificios, etc. que uno se va encontrando por donde se vaya, aprendimos que si hay algo que los japoneses no puedan controlar y ninguna otra nación puede es la naturaleza, trato de no ser absoluto pero este país ha sido quemado 3 veces en su historia, 2 bombas nucleares, infinidad de temblores, terremotos, taifuns, tsunamis, etc. Esto me hace verdaderamente dimensionar el tamaño de la fuerza que azoto a esa isla, fue tan fuerte que el mapa de Japón ha cambiado para siempre.

Estoy consternado tratando de encontrar respuestas: el movimiento de una placa tectónica o el re acomodo de las 4 placas tectonicas que se juntan en Japón, he llegado hasta a pensar que fue una prueba nuclear o una arma para crear tsunamis, en realidad no hay respuestas, es muy triste lo que sucede, me hace acordarme del terremoto en Haití donde murieron 250,000 de un jalón (luego vino el cólera),el terremoto en Chile, las inundaciones en Pakistán, Australia, Brasil, las guerras en África, el tsunami de Indonesia, Tailandia, etc. pero el poder tan contundente de la naturaleza en las imágenes que estamos viendo es impactante.

Guardo respeto por aquellos que sólo vivían un día común y corriente y sin saber porqué o cómo, dejaron súbitamente de vivir igual que un día en un no muy lejano, 1945.