17 ago 2009

Monterrey

En el sureste del país, ahí donde el verde predomina, las mujeres y los hombres bailan la quebradita, la música norteña, se usan botas y sombreros como si no hubiera un calor húmedo como para esas prendas, hay una fascinación por la cultura del norte, arriba matan dicen los de abajo, abajo matan dicen los de arriba, son orígenes distintos, pero partes de un todo que es México.


Nunca había viajado tan al norte, después de buscar la oportunidad por un par de años, al fin logré la trabajar en la Copa Monterrey que organiza mi tío Enrique desde hace 20 años, es un torneo de futbol que año con año se volvió una tradición familiar de la familia Valdes, porque año con año los varones trabajaban en el torneo, así fueron uno a uno solo pasando todos los primos, solo faltaba yo, así que este era mi año.


Tuve como tarea principal el video memoria de la Copa. Ansiaba la posibilidad de tomar la cámara de video, ahora la Copa me daba el pretexto para tener esa oportunidad.


Llegue por aire a Monterrey, siempre atento por la ventanilla esperando ver el cerro de la silla, llevaba una pregunta en la cabeza ¿cuál es la razón para que esta región del país tenga el nivel de vida más alto?


Al conocer la ciudad nada era como lo había imaginado, no entendía muchas cosas como por ejemplo: las avenidas tipo high way, el que no haya transporte público en muchas partes de la ciudad, el costo elevado del transporte, que la gente (algunos) se sientan orgullosos de que el gobierno no utilice el dinero recaudado en impuestos para subsidiar servicios públicos (porque aquí no necesitamos subsidios, aquí no somos tacaños somos trabajadores), además que las regias estuvieran tan lindas y lejos del DF y muchas otras cosas más.


Casi todos los días estaba grabando los partidos de fútbol en un sitio llamado Ciudad Capital que esta a las afueras de la ciudad, ya cuando regresaba lo hacía un poco insolado y solo quería descansar, sin embargo me daba fuerzas y recorría lo más que podía. Fui lo más lejos que pude, hasta que encontré un cine donde me refugie del sol.


Me gusta recordar el momento antes de que comenzará la función, la sala era de butacas con un espacio muy estrecho entre ellas, cuando inició la película que era ‘monstruos contra aliens’ la señora sentada atrás le dice a su hijo – ese es un planeta ¿entiendes? un planeta – instantáneamente me recorrí unos lugares a la derecha quedando a lado mío una señora con un niño un poco mayor, ella se acercó al oído y me pregunto ¿se equivoco de función o de sala? le respondí que estaba consciente que era una película para niños pero la señora de atrás le va a describir todo lo que aparezca en la pantalla a su hijo, ella observo a la señora y me susurro – hiciste bien –, disfrute la función mucho los niños rieron de los chistes políticos, en un pasaje hacen una parodia del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica (porque así siempre es como lo dicen puej), los niños rieron mucho, no solo porque lo que veían era gracioso sino porque entienden de quién y de qué se trata, me pareció maravilloso ser espectador y participe de esas risas tan honestas. La película fue divertida, es mi recuerdo del viaje más chido.


Me parece que se saben pocas cosas del sur y viceversa, aquí todo es muy diferente, lejos está la nostálgica Oaxaca y el selvático Tabasco; la gente podrá pensar que el norte solo es algo vasto y seco, sin embargo hay algo de mágico en el desierto y justo ahí es donde esta Monterrey.