11 ene 2012

CONSUMIR

Por nostalgia quise volver a leer Las Venas Abiertas de América Latina, después de una conversación con mi amigo Dante, él es mayor de edad que yo y le respeto su intelecto, con honestidad me confesó que no había leído el libro hasta hacía unos pocos meses, de ése punto de partida hablamos un par de horas sobre muchas cosas relacionadas a muchos temas pero en todos existía un tono político, nuestro debate era política antes que nada, sin darnos cuenta estábamos teniendo una sesión dentro de una pequeña cantina y en lugar de agua teníamos tarros de cerveza obscura para refrescar el aliento.

Ahora estoy releyendo el libro y hay frases acuñadas de forma maestra por Eduardo Galeano, me cimbraba por la sorpresa, esa sorpresa de cuando algo que entra en la cabeza se junta con cabos sueltos. He ido aprendiendo con el correr del gusto de la relectura que a lo largo de la historia hay algunos países que desde el principio hicieron uso a su conveniencia de la incredulidad e ignorancia de otros, los habitantes de África, América Latina y Asia han sido considerados desde hace siglos como primitivos, incrédulos, ignorantes y paganos, aún así los lugares dónde habitaban son ricos por la abundancia y fertilidad de sus tierras, tierras de oro, plata, azúcar, frutas y petróleo.

México es, después de Brasil, el mercado más grande América Latina, el número de potenciales compradores ha ido modificando la forma de vida de los mexicanos, en estos días es necesario un teléfono celular, una tarjeta de crédito, un automóvil, ropa acorde al contexto social, computadoras, etc. La sorprendente capacidad de anhelo que muestra en su bloque la sociedad mexicana la vuelve uno de las fuerzas más impresionantes del país, en México se hace dinero del petróleo, después vienen las remesas enviadas por los migrantes desde Estados Unidos y después esta el mercado interno que está suspendido en el comercio formal y principalmente del comercio informal, todas las personas involucradas en ésta fuerza de la economía tiene por objetivo mejorar su calidad de vida, es decir tener una mejor casa, una mejor televisión, mejor ropa, mejor educación, mejor crédito en el banco, etc. En conjunto tenemos claro que el mejoramiento de vida tiene que ver directamente con poder consumir más y mejor.

Hay pocas personas que asocian el bienestar con una buena alimentación, un buen estado de salud, leer y escribir con regularidad, practicar un deporte, convivir y mejorar la naturaleza, etc. Hoy día un hombre o mujer ‘de bien’ es aquél o aquella que es capaz de consumir sin restricción, ése es el prototipo que debe de tener una persona que se aspira ser exitoso socialmente, en otras palabras, un consumidor de éxito.

Recordando a Galeano en su libro queda claro cómo fue que los países dominantes primero empobrecieron a través del robo, luego transformaron en mercancías lo robado para venderlo después de regreso de donde lo habían robado en forma de mercancías varías en aquellos países de dónde había venido la materia prima robada en primer lugar, hoy, éste sistema no es tan distinto. La clase media podrá tener capacidad para consumir sin tomarse la molestia en pensar que cada vez que consume a crédito solamente esta comprometiendo su futuro hasta poder saldar las deudas, en cambio los pobres son presos de su propia situación, no pueden aspirar a mucho y es por eso que arriesgarse a morir de la forma en que lo hacen en el narcotráfico, la policía o el ejército es una decisión fácil de tomar, no importa el riesgo importa el dinero y sobre todo que sea fácil de conseguir. Sólo se está buscando ser el consumidor máximo, el que quede al final con todo y eso es imposible, siempre hay un depredador más grande.