17 mar 2009

La borracha

Por la colonia hay una mujer que camina con pants azules oscuros, su chamarra es azul claro, el color del cabello es rubio oxigenado estropeado, el maquillaje le da un tono de comicidad circense a su rostro, ella va por la calle borracha riéndose de todos y de todo, se acerca a la gente en los puestos de comida para decirle a la gente cualquier cosa, la gente se siente intimidada e incómoda ante la presencia de esa vieja borracha, algunos sonríen y voltean a otro lado, otros la ignoran, algunos le hacen un gesto de asco degradándola con la mirada.


Va tambaleante hacía el eje vial, va riéndose de la vida, su andar llega donde termina la banqueta, baja los brazos toma aire y vira hacía la izquierda en busca de más puestos de comida. El otro día que la escuche hablarle a alguien me pareció que le pedía dinero para otro chupe, aquel hombre se sintió ofendido, pero yo no, sin embargo no traía ya dinero, regrese a casa buscando una botella de mezcal que había quedado de una peda, al volver no la vi y sigo sin verla.

12 mar 2009

El viejo

Cerca de casa hay unos tacos de barbacoa a los cuales procuro no faltar los fines de semana, compro el periódico y leo las primeras páginas mientras me como unos buenos tacos de costilla, mientras más temprano habrá menos gente y el silencio será un ingrediente más que hará del rito de comer barbacoa un gusto muy particular.


Sentado hacía la calle comía mis tacos y leía el periódico de pronto escuche detrás de mí una voz de un viejo que reclamaba que el chamorro que le habían llevado tenía muy poca carne, la señora que dirige el local le dijo tajantemente – me lo hubiera dicho antes de comérselo – en realidad la señora tenía razón, pasaron unos segundos y escuche como su hijo y su nieta lo reprendían por discutir, se hizo silencio entre ellos, su hijo y nieta fastidiados se fueron, paso un rato, el viejo pago y salió del local parando afuera buscando a su hijo y nieta por ambos lados, al no ver nada se fue.


Cuando regresaba a casa lo vi cruzando la calle con su cuerpo cansado y doblado. Yo gire hacía la otra dirección, más adelante encontré al hijo y la nieta con un café yendo a buscar al padre, al abuelo, que ya no estaba, que ya se había ido.


Desde hace poco pienso en los viejos, reflexiono el porqué algunos se conservan bien y porqué otros mal, el porqué en la calle nosotros los vemos como estorbos, etc. El cuerpo débil de aquel hombre cruzando la calle lleva sobre los zapatos una historia de aciertos y errores, nunca antes como ahora sentí tan de cerca la confusión de un viejo que regresaba en el ocaso de su vida a ser tan frágil como un niño.


Pensé en decirle algo al hijo y la nieta pues posiblemente nunca más verían al viejo, puede que lo alcanzaran, puede que no. El viejo tal vez en unos meses moriría de tristeza por ser una carga fastidiosa, entonces rodarían lágrimas del hijo y nieta y se sabrían idiotas por no haber tenido sangre fría para ser tolerantes, yo solo quiero hoy respetar y querer más a los ancianos que estén cerca de mí, creo que viéndoles las sonrisas aprenderé de sus aciertos y errores.